Los caminos de Candela y Díaz se vuelven a cruzar. Candela ha de ocuparse de un desagradable litigio por la custodia de unas niñas de la edad de su hijo Nico, mientras Díaz se enfrenta a cabos sueltos de su pasado. La violencia vuelve a la isla de El Hierro, sea por venganza, por codicia o por amor a la familia.