Shark es invitado a una fiesta organizada por su mejor amigo en el ático de un hotel. En una de sus habitaciones encuentra el cuerpo de una joven. Su amigo Chambers le explica que no ha tenido nada que ver con la muerte.El fiscal borra las huellas de su amigo y tratan de ocultar lo ocurrido. El primer sospechoso es Ben Melvin, un artista conocido por su afición al éxtasis y la ketamina. Este planteamiento pierde fuerza cuando Shark descubre pruebas que incriminan a Chambers y a su socio Stafford. El revés le llegará al fiscal con un vídeo que le sitúa en la escena del crimen.