Cuando Industrias Wayne consigue cerrar una planta de fabricación de juguetes que crea productos peligrosos, el propietario, Cosmo Krank, se obsesiona por destruir a Bruce Wayne. Después de un intento de asesinato, el comisionado Gordon le asigna a Wayne un guardaespaldas, el detective Cash Tankinson, un policía que se cree un héroe y que se refiere a sí mismo constantemente en tercera persona. Naturalmente, el mayor reto de Bruce, es detener a Krank y llevarlo ante la justicia sin que su guardaespaldas descubra su otra identidad. Este episodio se centra más en el humor que en la acción.